Claves

¿Dónde quedó lo que me enseñaron en la escuela de periodismo?

Por @cdperiodismo

Publicado el 24 de agosto del 2014

Por Gladys Trujillo (*)

La primera vez que pisé la escuela, me explicaron que lo que estaba aprendiendo era para ser una verdadera periodista, para crear verdadero periodismo y romper con el esquema que por años ha regido el país: Periodismo corto, sesgado, a veces mentiroso, favoritista, amarillista y sin contenido.

Obviamente una, al graduarse, piensa que el mercado laboral estará abierto, en busca de un prospecto perfecto para cambiar la cara de lo que hasta hoy consideramos la información del día a día, un referente del periodismo actual, alguien con la capacidad y el valor para quitarle el trabajo a Carmen o a Joaquín.

Lo cierto es que ese prototipo no existe, ni existe una plaza para el personaje, así que los que ya andan por este camino y los que acaban de graduarse (y que se niegan a laborar en alguna profesión u oficio diferente del que estudiaron) deben adecuarse a lo que hay, aún cuando no sea la mejor opción, porque en ocasiones, es la única.

Así que no es raro ver gente en las redacciones llenando espacios, sólo llenando espacios, en línea y en papel es lo mismo, cubrir los espacios que dejan libres los anuncios pagados.

¿Cómo se supone que así se logre cambiar, como mínimo, la ciudad donde vivimos?

Eso golpea fuertemente la convicción de los muchos idealistas que pretenden (o pretendemos) hacer un trabajo diferente que de paso, pueda ser publicado sin las restricciones típicas de cada lugar.

En la escuela nunca se nos explica que cada medio tiene sus personajes intocables de los cuales se escribe de manera positiva o no se escribe.

Esto es por demás evidente, cinco minutos de observación atenta arrojará la inclinación de cada uno de ellos hacia los temas de actualidad: Los repiten hasta el cansancio o los ignoran. Tampoco hay una materia que explique que de manera eventual cada periodista emergente deberá moldearse al medio que haya elegido para laborar, así lo quiera o no dado que las líneas editoriales son cerradas, y recuerda constantemente una frase que sólo usan los padres: “No, porque lo digo yo”.

Todo fuera como hacer un ensayo de 20 páginas sobre las mediaciones, ahora todo resulta más difícil ya que, mi ensayo lo leyeron mi maestra y mis amigos, ahora lo que escribo no lo lee nadie, son solo ideas y las ideas que no está escritas no son producto, así que un periodista que no produce es como una vaca que no da leche, ninguno sirve.

Y eso es lo que más o menos hacen la mayoría de los reporteros, su trabajo es mínimo, incluso cómodo, basta con ignorar el teléfono para no entregar sus trabajos, ya quisieran muchos recién egresados y los periodistas de la lista de desempleo que podrían aportar un poco más de contenido un trabajo así. En cierto momento la licenciatura se vuelve incierta, plantea más preguntas de las que resuelve y más que un camino a seguir, marca los trechos por los que no debemos pasar, pero, la mente de muchos no funciona de esa manera, así que la lista de las dudas iniciales crece de manera tal que se pierde el rumbo, así que a la hora de buscar un lugar donde se pueda hacer lo que aprendimos, resulta difícil hacer un buen juicio.

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Nunca habrá una respuesta correcta respecto a qué hacer o cómo actuar, los métodos de la escuela no siempre son aplicables a la práctica profesional porque las redacciones están llenas de gente de diferentes generaciones que aprendieron de forma diferente a nosotros. Obviamente los criterios no concuerdan, la visión del mundo no concuerda y mientra los más jóvenes quieren comerse al mundo a mordidas, los más viejos están sentados en la cima de él, nadie puede cambiar los años de tradición, equivocada o no, la costumbre es más fuerte que otra cosa, específicamente cuando brinda estabilidad, por eso hay licenciados titulados y practicantes llenando espacios de manera automática, personas que nadie extraña porque siempre hay alguien que se disponga a ocupar ese lugar.

Lo cierto es que nadie estudió para ser transcriptor, esa época terminó con la imprenta, aunque ahora parece haber retomado su camino cuando en las redacciones de Internet en lugar de mandar un reportero a las dependencias, optan por enviar un correo electrónico o hacer una llamada para pedir el boletín de prensa a la dirección de comunicación social, aplican la técnica “copiar y pegar” y listo, nos convertimos en neo escribas, eso solo en el área de Internet aunque las formas escritas no se distan mucho de utilizar la misma práctica.

Enumerar las faltas de los medios sería hacer una lista enorme, el punto aquí es que, en la escuela también nos enseñaron a confrontar, a no permitir que la intimidación haga mella en el temple y la tenacidad, pero para quien ya está inmerso en el mundo laboral y que alguna vez su idealismo fue aplastado por los requerimientos del jefe es un tema difícil porque:

1.- De eso a nada…

2.-De alguna manera hay que pagar las cuentas.

3.-Simple conformismo.

De ese tipo de personas no hay mucho que decir, la decisión fue tomada y el asunto termina ahí, pero quienes aún tienen la ilusión de hacer algo diferente y que aún se preguntan cómo ser un buen periodista, la afrenta es distinta: Para empezar se debe hacer un trabajo excelente, tanto de forma como de fondo, redacción, sintaxis, elocuencia, precisión, buen tema, buen desarrollo, imparcial, que muestre el pro y el contra, que no se conforme con una sola fuente y que pida a los sujetos obligados una y otra vez la información, sagaz, de mente abierta, dispuesto a aguantar las negativas, las evasivas y las mentiras, extremadamente inteligente e intuitivo, sensible pero que sea capaz de sacarle un susto al miedo y que no se canse de preguntar ¿por qué?.

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Todo esto como requisitos básicos, ya que a pesar de ser características definitivas no son suficientes, lo principal y que deberíamos traer de fábrica es el saber describir situaciones y ser capaces de proponer sobre ellas, no siempre es cosa de caras o nombres sino de acciones, de nada sirve saber quién es el pederasta si no se toman medidas para frenarlos a todos, es cosa de averiguar situaciones y proponer soluciones, no siempre va a ser posible, pero si con la denuncia se logra captar interés, (a manera de apoyo social y no de sensacionalismo) se estará hablando de un avance enorme, y así, honraremos las horas de trabajo, de tareas, de tareas rebotadas, de aburrimiento, de cierta forma estaremos agradeciendo a las personas que de manera directa o indirecta son copartícipes de nuestra formación; es cierto que la vida no es como la escuela, pero el hombre desde su manera más primitiva ha encontrado la forma de adaptarse y evolucionar, así que, si la teoría hipodérmica no concuerda con un espacio informativo, es nuestro deber crear una nueva que logre acomodarse a lo que hacemos, todos los que decidimos dedicarnos a este show aprendimos, hasta de manera inconsciente, a hacer cosas que nunca pensamos lograr, aprendimos que todo es posible, que no importa si la puerta está cerrada si se puede cruzar la barda, tal vez los textos no sirvan a veces, pero las experiencias sí.

Por lo pronto, al menos quienes vamos saliendo del capullo y quienes aún se encuentran en él hay cuatro cosas que debemos saber:

-Como dijo el Pequeño Einstein (cápsula sobre ciencia en C7): Lo importante es no dejar de preguntar.

-Como dijo Benjamín Fernández Bogado (eminente periodista paraguayo): No dejes de escribir.

-Como dijo Cloe Sullivan (de la serie “Smallville”): Yo conozco a la gente que trabaja por propinas.

-Como digo yo (periodista emergente y practicante): Quién quiere dejarte en duda, muy probablemente está mintiendo.

(*) Gladys Trujillo es periodista egresada de la Universidad de Guadalajara, de Guadalajara, Jalisco, México. Colabora en Radiorama Radio y su blog personal es Periodismo en Construcción.
En Twitter la encuentras como @GATS_ALE

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