Claves

¿Cómo ser un fotógrafo freelance sin morir en el intento?

Por @cdperiodismo

Publicado el 20 de septiembre del 2011

 

Archivo personal

Por Federico Gama, fotógrafo freelance de casi toda la vida

¿Estás harto de las noticias que te asignan en tu medio? ¿No compartes su estilo ni su forma de pensar? ¿Nunca te publican tus mejores fotos? ¿No te toman en cuenta? ¿Ya no aguantas a tu jefe? ¿Quieres ser independiente? ¿Estás preparado para serlo?

En México cuando un fotógrafo o periodista trabaja de manera independiente se dice o le dicen que está en el sufrilance porque vive en el desamparo total, sin sueldo asegurado, sin prestaciones, sin gastos médicos, sin ascensos, sin pensión y reportando a hacienda (SAT), mes a mes los magros ingresos, pagándole a un contador para que haga la declaración de impuestos y correteando semana a semana a los contadores de los distintos medios donde colabora para que le paguen, cuando menos, lo que ya se publicó hace tres meses.

Aquí algunos consejitos para sobrevivir:

1. Blindaje económico y el arte de cobrar.

Para quienes tienen un empleo fijo y están un poco hartos de su situación y piensan cada día en renunciar a su trabajo, antes de que boten todo deben hacer un blindaje económico de al menos cuatro meses de sueldo, dicho sea de paso un ahorrito permite cierta dignidad e independencia, porque el principal problema como freelance es cobrar.

Si bien les va y empiezan a hacer algunos encargos en las primeras semanas de libertad, les pagarán –si todo marcha en orden y las empresas son decentes– tres semanas después de entregar el trabajo terminado. Pero muchos medios pagan tres semanas después de que se publicó el trabajo, lo cual  puede ocurrir, si es coyuntural, en poco tiempo, pero si no, se publica cuando sea el momento más propicio… y, mientras, ya invirtieron tiempo, dinero y esfuerzo.

Para cobrar, en algunos casos y sin exagerar, hay que adivinar hasta lo que está pensando el departamento de pagos. Aquí les narro algunas peripecias que tenemos que hacer los “independientes” para cobrar:

Una vez que se publicó el artículo hay que llenar y firmar un contrato donde cedes los derechos de tus imágenes durante cinco años a la empresa y entregar la factura o el recibo de honorarios junto con una fotocopia donde aparecen las fotografías con la aprobación firmada del editor. Todo este trámite debe ser en el día y hora que determina la administración, ni un minuto más, ni un minuto menos, y una vez transcurridas tres semanas hay que llamar por teléfono para saber si efectivamente va a salir el pago. Si te dicen que no, hay que volver a llamar la siguiente semana con la misma incertidumbre y rogándole a todos los santos que esté listo el cheque. Si de pura casualidad te dicen que si está, debes correr desde donde te encuentres porque la caja solo está abierta una hora y si no llegas  a tiempo no hay poder humano que haga que te entreguen el pago; y no es mala onda de la secretaria: el contador solo firma los cheques de las personas que llegan en ese lapso de tiempo. Cada semana hay que ser puntuales y llegar de buen humor porque los contadores son de muy pocas pulgas y si los ponemos de malas el pago se puede retrasar y en lugar de cheque puedes encontrarte excusas como “el contador no está, salió a comer, está en una junta, salió y ya no va a regresar o, de plano, está de vacaciones”. Pero por si esto fuera poco los cheques los entregan los días viernes de 3 a 4 de la tarde, es decir, cuando los bancos ya están cerrados. Si querías cobrar para tomarte unas chelas o invitar a tus hijos al cine el fin de semana, ni lo pienses, porque el cheque viene posfechado o con una leyenda que dice: “Le pedimos que por favor cobre este cheque el próximo lunes después de las 12 horas. Por su comprensión, gracias”.

Si ya estás completamente decidido a vivir en libertad o no tienes de otra es más fácil si cuentas con ahorros y si tienes un portafolio profesional actualizado y presentable. Los ahorros y un buen portafolio te permiten tener mejores opciones y empezar a trabajar sin tanta necesidad, buscar los medios de mayor prestigio, negociar las mejores condiciones de pago y además elegir o proponer los temas que te gusten.

El problema es que nadie tiene ahorros y algunos fotógrafos son separados de su trabajo con la promesa de cobrar su liquidación en uno, dos o hasta tres meses.

Ser colaborador independiente te permite ser tu propio jefe y hacer de tu trabajo tu propia empresa, esto te da muchas ventajas porque puedes crecer hasta donde te alcance la imaginación.

Lo cierto es que una vez que te adaptas al sistema de pagos queda mucho tiempo para hacer lo que a uno le gusta, te hace más creativo y te sientes más satisfecho con lo que vas logrando día a día.

2. Soy libre… y ahora ¿dónde colaboro?

Lo primero que hay que hacer es revisar todos los medios donde te interese  colaborar ya sea por los temas que manejan, por su calidad o porque consideres que en ellos puedes aportar algo. Esto sirve, entre otras cosas, para hacer una agenda de medios, de editores o de directores, conocer las secciones que manejan y el estilo de fotografía que producen… Y para saber también si cuentas con el equipo necesario para trabajar en esos medios,  porque un freelance no se puede dar el lujo de perder un trabajo por falta de equipo, perder una primera chamba significa nunca colaborar con ese medio.

Reparte currículos y tarjetas de presentación como vil volantero de tienda departamental en cualquier ámbito donde sepas que necesitan un buen fotógrafo. Esto siempre ayuda.

Una vez que sabes las personas a quienes debes dirigirte debes llamar para concertar una cita con la idea de que deseas colaborar. Es decir, vas a ofrecer tus servicios como fotógrafo para contribuir y apoyar al medio, más que a pedir trabajo. Por eso, el portafolio profesional debe ser nuestra mejor tarjeta de presentación. Para armar un buen portafolio debes conocer muy bien el medio e incluir las fotografías que el editor quisiera tener en sus paginas, si no cumples con este requisito, será muy difícil que seas un buen candidato.

Debes llegar a la cita con puntualidad extrema y con una adecuada información del tipo de medio y de fotografía que quieres realizar. Hay quien dice que para pedir trabajo debe uno ir bien presentado (con esto me refiero a bien vestido) pero si vas a ofrecerte como fotógrafo de calle para hacer fotorreportajes y llegas vestido de traje lo más probable es que tu look  genere cierta desconfianza, cuestión que cambiaría radicalmente si quieres hacer fotografías de sociales.

Si el editor te dio una cita para ver tu portafolio debes llegar con la actitud de colaborar, es decir,  proponiendo trabajo (entrevistas o reportajes), más que criticar o decir cómo se tienen que hacer las cosas.

3. No pongas todos los huevos en una sola canasta.

Aunque uno o dos medios te den colaboraciones hay que buscar tantos medios como sea posible y tratar de establecer una relación constante porque se puede dar el caso que empieces a colaborar con un medio que te ofrezca mucho trabajo y que en un mes no te genere  nada. Si no estás colaborando en otros medios es como volver a empezar. Lo más recomendable es trabajar con diferentes revistas, diarios o empresas porque si no te llaman de un lado te llaman del otro y eso también te da prestigio, versatilidad y te mantiene siempre activo y creativo.

4. El editor no es mi jefe es mi cliente.

Algo que debemos asimilar rápidamente es que la persona que nos contrata o nos encarga un trabajo no es nuestro editor. Es nuestro cliente y así debemos tratarlo, porque si pensamos que es nuestro editor en el momento que a él no le guste nuestro trato o nuestra personalidad nos bota como a una colilla de cigarro. Pero si lo vemos como nuestro cliente lo vamos a conservar y entender mejor, porque el freelance vende su trabajo, su producto informativo y al editor si le gusta y le convence la calidad, lo compra y lo publica.

5. Chamba es chamba

Esta idea, la de tratar a tu medio como cliente, también cambia radicalmente la actitud del fotógrafo que siente que se le va la vida porque no le publican las fotos como él considera. Finalmente debemos entender que es una chamba y si la aprovechan o no es problema del medio; si la editan bien o no, no es nuestra culpa. Es una chamba y no un proyecto personal. Yo nunca mezclo mi trabajo profesional con mi trabajo personal. Incluso, muchos  editores ni siquiera saben que yo hago fotografía de autor y viceversa.

6. Estar dispuesto a todo y nunca decir no.

Una de las cosas que nos molesta mucho cuando estamos contratados en un medio es que no nos gusta que nos llamen en horas que no son laborables, pero cuando trabajamos por nuestra cuenta, brincamos de gusto cuando nos asignan una chamba. Por eso, debemos estar dispuestos a cualquier horario y a salir fuera de la ciudad o del país, y para eso debemos tener siempre vigentes el pasaporte y la visa de Estados Unidos, porque normalmente son las mejores chambas.

7. Entregar siempre algo más de lo que se espera.

Normalmente el editor te va pidiendo que cubras los temas que ellos van generando con los reporteros, pero siempre agradecen que les comentes nuevos temas o enfoques para trabajar. Si ellos te piden dos propuestas entrega tres (eso siempre es algo que aprecian). Si  te piden un retrato entrega tres planos distintos para que el diseñador tenga opciones editoriales que le permita agregar texto y diseñar de diferentes formar. Llamar de vez en cuando a tus editores les refresca la memoria de que cuentan siempre con una persona dispuesta a trabajar.

7. Cobrar lo justo.

Hay que tratar de cobrar bien siempre, lo justo, nunca menos por conseguir una chamba. Eso abarata el mercado y aumenta el abuso de las empresas editoriales. Aunque algunas empresas ya tienen sus tarifas, algunos editores son abusivos y te quieren pagar menos. Si se diera el caso, recomiendo que cuando te vuelvan a  pedir otro trabajo primero asegúrate de cuánto te va a pagar para evitar malos entendidos y  si no les conviene a ambos lo mejor es no trabajar, así  saben que si te va a contratar te tienen que pagar lo justo.

8. Las mejores colaboraciones llegan solas.

Si eres bueno en lo que haces y ya echaste a andar la maquinaria de las colaboraciones y comenzaron a caer los pagos, empezarás a disfrutar el ser un trabajador independiente. Tu celular empezará a sonar constantemente y te darás cuenta de que las colaboraciones que llegan solas son las que mejor  pagan porque tu propio trabajo, responsabilidad y creatividad te fueron recomendando.

¿Qué se puede mejorar?

Dos cosas harían del trabajo freelance el estado ideal para los trabajadores independientes y para las empresas:

1. Que se le pagara a los colaboradores lo justo y a tiempo, esto es, cuando el trabajo esté terminado (de común acuerdo) y  2. Que de los impuestos que paga el trabajador independiente existiera una fórmula que asegurara sus gastos médicos (en caso de ser necesario) y un fondo para el retiro.

El freelance es el trabajador ideal. Si las empresas entendieran que con un equipo de colaboradores puede tener a los mejores trabajadores del país disponibles, comprometidos con su trabajo, creativos y  sin tener que pagar vacaciones, descansos de fin de semana, antigüedad ni prestaciones de ningún tipo, creo que los apreciarían más y no los tratarían como si les estuvieran haciendo un favor. Esto nunca lo obtendrán de un  trabajador contratado porque tiene derechos que además le cuestan a la empresa. Entonce,  ¿por qué no pagar lo justo y a tiempo a alguien que les resulta mejor y más barato?

NOTA DEL EDITOR

Federico Gama (Ciudad de México, 1963)  es fotógrafo especialista en fotoperiodismo y fotografía documental desde 1988. Su trabajo ha sido distinguido con diferentes premios en México, Colombia, Puerto Rico, Estados Unidos y Canadá. Ha sido jurado en diversos certámenes de fotografía e impartido conferencias y cursos en universidades y escuelas especializadas. Es autor del libro Mazahuacholoskatopunk (IMJuve, 2009) y coautor de los libros Mexico D. F. Then And Now (Salamanders  Books, 2009); Jóvenes, cultura e identidades urbanas (Porrúa-UAM Iztapalapa, 2002);  Cholos a la Neza, otra identidad de la migración (IMJuve, 2008) y Tinta y  Carne (Cultura Contracultura, 2009). Actualmente trabaja como fotógrafo freelance para las revistas Día Siete, Escala, Abitare, Chilango, Energía Hoy, Obras, InStyle, Entrepreneur y Alto Nivel. Es realizador de la serie Gente como nosotros que se transmite por TV UNAM. Ha tenido 24 exposiciones individuales y 60 colectivas en recintos culturales de México, Italia, Argentina, Colombia, Guatemala, Brasil, Alemania, Austria, China, Estados Unidos, España, Polonia, Irlanda y Bélgica. Su obra fotográfica forma parte de diferentes colecciones públicas y privadas.  Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.Visita su blog.

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