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El periodismo encubierto plantea cuestiones clave para la profesión
Por @cdperiodismo
Publicado el 19 de agosto del 2012
Un caso de “periodismo encubierto” ha abierto un interesante debate en Bélgica. La revista Proceso ofrece un amplio texto sobre George-Pierre Tonnelier, un dirigente de la extrema derecha de ese país, quien anunció públicamente en 2008 que renunciaba a sus ideas radicales. En consecuencia, exigía a los organismos antirracistas la aplicación de su “derecho al olvido” y que eliminaran de sus sitios de Internet aquellas informaciones relacionadas con su pasado ultraderechista.
Ante esta revelación, la ONG RésistanceS decidió corroborar esta afirmación creando un perfil en Facebook de una falsa simpatizante de extrema derecha, valiéndose de un método periodístico: la investigación encubierta. Así fue como contactaron a Tonnelier. Las conversaciones con este demostraron que él no había dejado ni sus ideas ni sus prácticas racistas. Ocurrió en 2009.
Al ser descubierto, el supuestamente exmilitante del Frente Nacional de Bélgica (FN) llevó este caso ante la justicia.
Tonnelier interpuso una acusación contra el presidente y el tesorero de RésistanceS por los cargos de usurpación de identidad, portación pública de nombre falso, falsificación y uso de falsificación informática, violación de la vida privada y hostigamiento. El Consejo Tribunal de Bruselas, en junio, decidió derivar este caso al tribunal correccional para “delitos de prensa”.
CUESTIONES CLAVE PARA LA PROFESIÓN
Ante este hecho, la Asociación de Periodistas Profesionales de Bélgica (AJP) explicó que el “encubrimiento” plantea “cuestiones clave” para la profesión, en particular para el periodismo de investigación. RésistenceS argumentó que además de que fue el mismo Tonnelier quien se contactó con la falsa simpatizante, este hecho sucedió en el “cuadro de una investigación periodística de carácter científico acerca de los métodos de reclutamiento en Internet de los movimientos de extrema derecha”.
El objetivo del estudio, precisó la ONG, “era observar en qué medida tales movimientos se ponían en contacto con este falso perfil para reclutarlo y con qué fines”. La organización agregó, que desde hace tres meses, además, contaba con pruebas irrefutables, proporcionadas por sus fuentes de que Tonnelier seguía participando como militante del FN, por lo que no se podía aplicar su pedido de “derecho al olvido”.
En Bélgica la ley dicta que las técnicas de investigación encubierta solo pueden ser admitidas si la información que se busca sea de interés público, si no puede obtenerse de otra manera, y si el periodista que no trabaje como freelance (independiente) tenga la autorización de sus superiores jerárquicos.
La exigencia de Tonnelier de eliminar la información de Internet sobre su carrera como extremista está vinculada directamente a dos leyes que existen en Bélgica: el “derecho de rectificación numérica” (que se aplica cuando se publica información errónea de una persona), y el “derecho de comunicación numérica” (cuando una persona quiere actualizar el caso que lo concierne y que trató anteriormente el medio).
MAESTRO WALLRAFF
El alemán Günter Wallraff es para muchos el ‘padre’ del periodismo encubierto, una práctica controvertida para muchos, pero que le ha permitido contar historias desde adentro.
Los métodos de investigación de Wallraff son considerados radicales. El reportero se transforma, creando una identidad ficticia para ingresar a mundos que son difíciles de investigar. Günter Wallraff se ha infiltrado como obrero, traficante de armas, reportero mucracker en el diario Bild, activista político, turco migrante en Alemania, panadero y empleado de call center.
-¿Cuándo conviene encubrirse? – le preguntó el diario El Universal de México.
Siempre que no se obtenga acceso a información, cuando alguien trata de ocultar información a la prensa, cuando se manifiesta injusticia, cuando se prohíben actividades de sindicatos, donde no se respetan los derechos fundamentales, donde se tata de controlar la información, entonces se necesita este método, la ciencia de la observación participativa. Un periódico alemán, Bild, me había estado denunciando por mi método. Pero al final de un largo recorrido, mi método ha sido aprobado por el Tribunal Federal Supremo (alemán) en la llamada “Sentencia Wallraff”. Es decir, que cuando una información, aunque haya sido investigada en condiciones ilegales, es de tal importancia para la sociedad, el derecho de información del público prevalece.
¿Qué opinas del periodismo encubierto?
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