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Percy Ruiz: “Todos pueden opinar, pero para informar hay que tener un mínimo de rigor”

Por Mario Munive

Publicado el 24 de junio del 2013

 

Percy Ruiz

Por Mario Munive, editor de La República. 

(En agosto de 2009 Percy Ruiz pasó tres semanas en Estados Unidos visitando diarios, emisoras de radio y canales de televisión. Regresó fascinado con lo que vio y escuchó allá sobre la reinvención de los medios. Semanas después, una tarde de setiembre, lo entrevisté en un café del centro de Lima durante dos horas, aproximadamente. Edité la entrevista, pero no encontré un espacio donde publicarla. La comparto aquí como un homenaje a un periodista (mi amigo de toda la vida) que a lo largo de su vida laboral no buscó ser alguien, sino hacer algo).

IMPRESIONES DE UNA TRAVESÍA DE TRES SEMANAS POR LAS SALAS DE REDACCIÓN DE UNA VEINTENA DE MEDIOS NORTEAMERICANOS

¿Qué está pasando con los medios de comunicación en los Estados Unidos? ¿Tienen los periódicos los días contados? Percy Ruiz Salazar, jefe de informaciones del diario La República, es probablemente quien mayor información posee en nuestro medio para responder estas interrogantes. Acaba de visitar las salas de redacción de una veintena de diarios, emisoras de radio y de televisión de Washington, Nueva York, Ohio, Seatle y Tampa. Ruiz fue uno de los trece periodistas latinoamericanos convocados por el gobierno de los Estados Unidos para una suerte de tour mediático. En las oficinas de The New York Times y The Washington Post, conversó con sus periodistas y asistió a los comités de editores. También se reunió con reporteros de diarios gratuitos, comunitarios y digitales, escuchó a expertos de facultades de periodismo y centros de investigación académica, y entrevistó a representantes del Congreso y el Departamento de Estado. Fue una travesía de tres semanas, de costa a costa y de norte a sur. El resultado: una síntesis panorámica del periodismo y la cultura política norteamericanas. Aquí las impresiones de un viaje del cual es preciso extraer más de una lección:

–A diario nos llegan reportes sobre la situación crítica de la prensa norteamericana. Al cabo de tres semanas visitando redacciones y universidades ¿Cómo describirías lo que está pasando?

– La situación de los diarios en Estados Unidos es dramática. Veo las fórmulas que se están ensayando allá para sostener la economía de los medios y pienso que serán un antecedente muy importante para el futuro del periodismo en cualquier parte del mundo. No hay mes sin que se informe que, en algún lugar de Estados Unidos, un periódico dejó imprimirse, otro despidió a la tercera o cuarta parte de sus periodistas y un tercero se puso en venta por insolvencia. Hay una tendencia general a reducir el número de páginas, eliminar secciones, también se encogen los ingresos por publicidad. Cuando empezó esta crisis los expertos confiaban en que al menos dos diarios lograrían sobrevivir en cada gran ciudad o estado. Así se mantendría la competencia y los lectores podrían acceder a por lo menos dos versiones de la realidad, pero la situación es más dura de lo que se creía y hoy hay mucha incertidumbre. Hoy se teme que, al final de esta crisis en algunas ciudades y estados sólo sobrevivirá un diario, una sola versión de los hechos. Ojo que con esta crisis no solo pierden los empresarios y los periodistas, también pierden los ciudadanos que no accederán a información clave sobre asuntos de interés público. Habrá muchos asuntos importantes sobre los cuales nadie investigará, no se producirá información de calidad.

–Se afirma que la crisis financiera ha sido más dañina para los impresos que la vertiginosa expansión de Internet.

–Es verdad. Lo que está golpeando a los diarios en los últimos dos años en los Estados Unidos no es precisamente Internet, sino la crisis financiera, la recesión económica. Este fenómeno ha provocado una caída en picada de muchos negocios. La industria y el sector financiero han debido reducir drásticamente su inversión en publicidad. Esta es la principal fuente de ingreso de la prensa norteamericana. Pero esta crisis no solo ha alejado a los anunciantes, también ha elevado el precio del papel y de todos los insumos que utiliza la industria gráfica. Es esta crisis la que ha empujado a la quiebra a medios que contaban con lectores pero que no podían sostenerse en el mercado sin una dosis alta de publicidad en sus páginas. Ahora, los impresos que pertenecen a una cadena de multimedios tienen más fortalezas y probabilidades de sostenerse que aquellos medios pequeños que sólo se venden en un condado. La típica cadena que tiene diarios, estaciones de televisión y sitios web, utiliza sus medios como plataformas para lanzar otros productos editoriales dirigidos a segmentos específicos del mercado.

LOS GIGANTES DE LA CONVERGENCIA

–Hemos leído noticias sobre despidos de periodistas en el New York Times ¿Qué lecciones te dejó la visita a la redacción de este diario?

–Conocer la redacción del New York Times (NYT) y conversar con sus periodistas fue una experiencia muy estimulante. El objetivo de esta visita era constatar cómo, en medio de esta crisis feroz, se continúa haciendo periodismo de investigación en el diario más importante del mundo. Nos reunimos con Michael Moss, un veterano periodista de investigación. Moss cree que lo peor que pueden hacer los diarios de referencia en este contexto adverso es dejar de producir información propia, ya sea sobre la actuación de los poderes públicos y de sus funcionarios, o sobre cualquier otro tema de interés público. Al margen del medio o soporte –papel, online, radio o televisión- hay que continuar verificando los datos, contrastando las declaraciones, consultando varias fuentes, en resumen, ofreciendo información que sea confiable, veraz y que sea propia porque, según Moss, esa es la única fórmula que nos asegura un espacio, una vigencia en el futuro... A diferencia de otros diarios, el NYT no ha despedido a ningún reportero de investigación. La apuesta del NYT es que el periodismo de investigación sea su mayor fortaleza, el sello distintivo para sostener sus lectores y su modelo de negocio en medio de la crisis.

–¿En qué medida la crisis de los impresos está modificando la rutina de los periodistas?

–Nosotros asistimos como observadores a una reunión de editores del NYT. Era el comité donde se planifica y define la edición del dia siguiente. Lo primero que informan los editores es lo que se está escribiendo para la web, lo último que se decide allí es lo que se va a preparar para la edición de papel. Nos sorprendió el empeño que los editores le ponen a sus contenidos online. Cuando un periodista regresa de comisión lo primero que hace es colgar en la web un avance informativo que puede incluir fotos, videos, audios con declaraciones o extractos de entrevistas.

–Se han convertido en periodistas multimedios…

-En el 90% de los diarios que hemos visitado el periodista es mutifacético. Trabaja para todas las plataformas del medio. Ten en cuenta que muchos diarios están vinculados a estaciones de radio y televisión. Un reportero tiene un sólo jefe, pero trabaja para todos los servicios de noticias que ofrece el medio de comunicación. En las salas de redacción hay módulos de grabación para servicios de radio y televisión online. Los reporteros se sientan allí, leen su despacho y salen a escribir la nota para la edición impresa. En la noche, antes de irse a casa, actualizan la nota con lo último que ha llegado. Imagina el trajín que tienen estos periodistas durante la jornada. Les preguntamos a sus jefes cómo los convencieron de que debían trabajar a ese ritmo y con esa sobrecarga laboral. Nos respondieron que ese ya no era un tema de discusión en los diarios. Eso ya ha sido resuelto. Probablemente lo fue hace unos años, pero hoy nadie se plantea la pregunta: ¿me corresponde hacer esto? Nadie discute si es mucho trabajo, sino cómo debe hacerlo bien y por supuesto, rápido. La redacción es una sola, pero con tres o cuatro plataformas (prensa escrita, internet, radio y televisión). Quien no lo asume así no va a llegar muy lejos en el mercado laboral del periodismo norteamericano. Hoy es una cuestión de capacidad y de competencias profesionales.

–¿El NYT también afronta una caída de sus ventas?

-No hay una merma sustancial de sus ventas, lo que sí ha caído dramáticamente es la publicidad tanto en el New York Times como en el Washington Post (WP). Lo que más daño hace es la caída de la publicidad porque la estructura de costos de los diarios, la inversión que hacen en la búsqueda de información y los sueldos que pagan son los más altos del mundo. Te doy un dato que nos explicaron con detalle: el presupuesto anual del WP es de 100 millones de dólares.

– A propósito, ¿cómo fue la visita al Washington Post?

–Llegamos al WP justo cuando estaban instalando la mesa de edición de la redacción unificada, la famosa convergencia. Esa es ahora la mesa de la edición impresa y de la edición online. Hablamos con Scott Wilson, el periodista del Post acreditado en la Casa Blanca. Wilson nos contó los antecedentes de esta evolución: por un problema de sobrecostos laborales, hace diez años la redacción digital del diario se instaló en Virginia, a veinte minutos de la capital. En Virginia la legislación laboral es muy restrictiva en cuanto a la formación de sindicatos y eso al final reduce los costos de producción. Este ahorro ahora ya no les interesa a los dueños del diario. Han trasladado esa redacción a Washington DC, donde sí hay una legislación que reconoce el derecho de los trabajadores a organizar sindicatos. Prefieren unir las redacciones y afrontar esos costos que seguir con el anacronismo de mantenerlas separadas. Y en este tema el WP se está poniendo al día porque el NYT hace varios años que unificó sus redacciones. Ambos diarios están luchando por conservar su identidad. Son diarios de lectura, políticos y muy influyentes, que se esfuerzan por invertir en sus contenidos.

LA NUEVA PRENSA QUE COMPITE

–Pero definitivamente, lo que hacen estos dos diarios, emblemáticos, ejemplares, no es lo mismo que se hace en la mayoría de diarios norteamericanos…

-Bueno, hay un sector importante de medios que se ha concentrado en la información local, muy menuda, muy factual, muy rutinaria. Y a veces los diarios se parecen demasiado unos a otros. Dicen lo mismo y son rémoras de la televisión. Eso es contraproducente porque ofrecen muy poca información propia. Muchos de esos diarios que se “refrescaron” con información blanda son los que mayores problemas tienen ahora. A mí lo que me gustaría resaltar es que entre esos miles de periodistas que se han quedado sin trabajo, o que deben trabajar hasta doce o trece horas diarias, y que tienen que escribir para las dos ediciones del periódico (digital y de papel), hay reporteros, editores y periódicos que han asumido el reto no tanto de sobrevivir, sino de seguir compitiendo en la era digital. Ellos se plantean riesgos y apuestas impensables en otro tiempo, riesgos que han dado frutos insospechados.

–¿Qué están haciendo para sostenerse?

– Hay una serie de experimentos y apuestas, tanto en el papel como en la web, que apuntan a ubicar nichos específicos en el mercado de lectores, estudiarlos y crear productos editoriales de calidad para ellos. Politico es el mejor ejemplo de lo que te digo. Dos periodistas del Post, Jhon Harris y Jim VandeHei, andaban como tú y yo, preocupados por el futuro del periodismo y por los cambios en las costumbres informativas que ha generado Internet. Ellos observaron que la agenda de la información política ya no solamente la marcaban los partidos políticos o los grandes medios, sino también grupos ciudadanos. Luego identificaron un segmento de la audiencia y arriesgaron: renunciaron al Post, a la seguridad y estabilidad de uno de los diarios más prestigiosos del mundo, y apostaron por un proyecto propio: un diario para una élite que consume básicamente información política (cinco millones de habitantes en un país de 300 millones). Para Harris y VandeHei el reto era conquistar un nicho de lectores y se embarcaron en la aventura de hacer Politico. Este es un diario gratuito que sólo distribuye poco más de 50 mil ejemplares en Washington, pero que además tiene un canal de televisión y una página web que registra cinco millones de visitas diarias en Estados Unidos. Y allí hay un potencial. Las páginas de Politico contienen la suficiente publicidad como para sostenerse como modelo de negocio. Ellos han calculado que en dos años van a recuperar la inversión inicial que proyectaban recuperar al cabo de cinco años. Es un éxito empresarial. Politico marca la pauta, no sólo sigue la coyuntura, también la crea y define la agenda que siguen los grandes medios.

–Dejan de lado el modelo de periódico de información general y diversa, y apuntan por un segmento sin menoscabar la calidad periodística…

-Así es. Mira hay otros ejemplos de lo que te digo. Está Bloomberg, un diario digital de economía y negocios que es todo un éxito. Tiene una edición gratuita con información básica, pero hay otra que es de pago… muy buena, con información especializada, exclusiva, para la gente interesada en las finanzas. Fuimos a Nueva York y su directora, Karen Amanda Toulon, nos explicó que Bloomberg es una de las pocas empresas periodísticas que contrata reporteros y editores en esta coyuntura. Ofrece información propia, de calidad, para un público específico que está dispuesto a pagar por ella. Como te digo, hay otras experiencias, similares a la de NYT y WP, que apuestan a sostenerse volviendo a las raíces de lo que fue el periodismo norteamericano: dar información propia, verificada, en profundidad, bien escrita o narrada. Eso es algo que difícilmente se podrá hacer con las alertas informativas de internet que llegan a un celular.

–Lo de Bloomberg me recuerda una frase de Julio Alonso, el periodista español fundador de El País: “Colegas, sí hay vida después del papel”. El punto es identificar fortalezas que nos permitan distinguirnos en un mercado tan saturado de información y entretenimiento…

– Claro… Mira, en esta búsqueda han surgido nuevos medios de expresión. Aparecen páginas web creadas por los propios periodistas de los impresos. Una de ellas es Politifact, del St. Petersburgo Times, un diario de Tampa. Politifact es una página web que hace un seguimiento minucioso de las aproximadamente 500 promesas electorales que Barack Obama hizo en su campaña. Los principales medios de los Estados Unidos hacen referencia a las mediciones y hallazgos de esta pequeña página web. El mérito aquí es de un puñado de periodistas que tuvo la idea de dedicarse a lo que otros han renunciado a hacer: un seguimiento milimétrico y riguroso de lo que se dice en las campañas electorales y de lo que finalmente hacen los políticos una vez en el poder. En la declaración de principios de Politifact se dice que el objetivo del medio es “ayudar a la gente a encontrar la verdad en la política norteamericana”. Hasta el momento Obama está cumpliendo, pero la gente de Politifact le sigue el paso, no lo suelta y le han enrostrado siete promesas rotas. Lo mismo hace con los miembros del Congreso y los funcionarios de la Casa Blanca. En el St. Petersburgo Times hubo recortes en casi todas las secciones, pero el equipo que hace Politifact no fue tocado. Están demostrando que también se puede ser rentable volviendo a las raíces….

–Pareciera hay solo dos caminos para los diarios. Una mayoría que oscila entre el hiperlocalismo, la hiperfragmentación informativa y el infotenimiento, y otros que buscan sin mucho éxito sostener la calidad del periodismo que ofrecen a sus audiencias. 

-En el medio hay matices, híbridos a los que no les va mal y que no debemos ignorar, pero lo que señalas parece ser la tendencia general. En Tampa también cerraron varios diarios pequeños y hoy quedan solo dos diarios grandes. Uno es el St. Petersburgo Times, que es justamente el creador de Politfact. Este es un diario serio, de información general, que mantiene sus equipos de investigación periodística, sus columnas de opinión y que contextualiza la información que entrega a sus lectores. Su competencia es el Tampa Tribune, de corte menos político, más local y popular, que es parte de un grupo con canal de televisión, estación de radio y sitios web. Estos dos medios se disputan los lectores y los anunciantes de Tampa. Son los dos que compiten, los dos tienen éxito ahora, pero se teme que llegará el momento en el que colapsará uno de los dos modelos editoriales.

EL COMPROMISO DE LOS LECTORES

–Más de una investigación académica en Estados Unidos ha demostrado la relación que existe entre la circulación de periódicos de referencia y los niveles de transparencia y corrupción en los poderes públicos…

-Uno de los temas que discutimos durante nuestras visitas a los diarios norteamericanos fue cómo la crisis de la prensa, específicamente el recorte de las coberturas e investigaciones por falta de presupuesto, está aumentando los niveles de corrupción en las instituciones del sector público. Hoy ya se discute si no sería pertinente que el Estado ayude con subvenciones o exoneraciones a los medios de comunicación. La crisis está haciendo que se replantee este tema, pero también se preguntan si un subsidio convertirá a los periódicos en dependientes de los poderes públicos o de los partidos que están en el gobierno.

–Pero los lectores, los ciudadanos en suma, también ayudan a sostener muchas publicaciones. 

–Eso se ve más en la radio y en la televisión pública, que en Estados Unidos es muy influyente. Recibe financiamiento de las universidades, de fundaciones, de los gobiernos locales y contribuciones de los ciudadanos. Las radios y televisoras públicas financian sus proyectos haciendo colectas, y obviamente sus coberturas responden a las exigencias y expectativas de sus audiencias. Hay pequeños periódicos, como uno que visitamos en Cincinnati, The Cincinnati Herald, que defiende a la comunidad negra en una ciudad donde el racismo subsiste como no tienes idea. Hay blancos que cruzan la vereda para no toparse con un negro, o taxistas negros que tienen reparos para llevar a un blanco. The Cincinnati Herald no tiene una lectoría masiva como los grandes diarios, pero sí tiene el apoyo económico de su comunidad, se financia en base a lo que los propios lectores aportan. Sus lectores están muy involucrados con el sostenimiento económico del diario. Y siendo un diario destinado a la comunidad negra tiene, por mencionar un detalle significativo, un jefe de redacción blanco, un tipo de primera, muy comprometido con sus lectores, con la defensa de los derechos civiles de la comunidad negra.

– Hay otros medios que han cambiado sus contenidos y hoy solo ofrecen entretenimiento y notas policiales. 

–Lo que vimos con esas características fue un canal de televisión. La sección informativa de NBC News reflejaba nítidamente lo que describes. Han reducido su plantel de reporteros, trabajan con cables, con la información que cuelgan o muestran otros medios, y se dedican básicamente a los policiales. Hay reducido a su mínima expresión la información de carácter político o social. Ahora todo es crimen. Abren sus noticieros con el muerto del día. Tan mal están que Geoff Tofield, uno de los editores, nos contaba, sin ningún remordimiento, que cuando se enteran de un homicidio o un incendio, le dan la cámara al chofer de una móvil para que este haga la cobertura. La crisis los ha llevado a eso.

–La nueva generación de lectores no concibe que se deba pagar por las noticias. Y aquí hay un dilema para los impresos. Si regalas información por la web pierdes dinero, y si limitas el acceso y fijas un pago previo, te arriesgas a perder la poca publicidad que te llega.

–Hay un periódico, si no me equivoco, creo es The Wall Street Journal, que ya está ensayando la venta de contenidos específicos por Internet. Tratándose de un diario de finanzas y negocios es probable que resulte. Todos están a la expectativa de cómo le va a ir. Hay otros medios que también están discutiendo cómo distribuir la información de calidad, la información exclusiva, aquella en la que se ha invertido tiempo adicional y recursos.

– Algunos expertos sostienen que el llamado periodismo ciudadano terminará llenando el vacío que dejen los medios cuando ya no puedan adaptarse a esta nueva realidad.

–Ojo que lo que hacen los diarios de información seria, los medios de referencia, no es lo mismo que están haciendo los bloggers. El periodismo ciudadano de los bloggers no está en capacidad de reemplazar a la prensa de referencia. Es un buen complemento dado que genera información y opinión diversa pero definitivamente no es un sustituto de lo que ofrece el periodismo profesional. El periodista busca una información, la verifica, la redacta apelando a una técnica, procurando separar siempre los hechos de los comentarios y eso es lo que entrega al lector. Y el lector confía en esa información procesada por un periodista. La gran mayoría de los bloggers lo que hace es opinar y agregar, opinar y agregar lo que toma de otros, pero no indaga, no investiga, no consulta fuentes. Y quien finalmente sí lo hace resulta que no es un aficionado sino un periodista profesional que decidió migrar de los medios convencionales a la web e hizo de su blog su propio medio de comunicación. En unas décadas es muy probable que desaparezca el periódico de papel, pero no el periodismo. Con los mismos conceptos y procedimientos de indagación y verificación, deberá hacerse el mismo trabajo en una página web. Y allí hay que diferenciar al periodista digital del blogger. Ambos utilizan la misma plataforma pero no hacen lo mismo. Todos pueden opinar, pero para informar hay que tener un mínimo de rigor, seguir unos procedimientos de verificación.

Nota de la directora

Percy Ruiz, editor de la revista Domingo del diario peruano La República, falleció el sábado. El periodismo peruano está de luto. Percy era un extraordinario periodista y un gran amigo. A sus 51 años había formado a decenas de reporteros, entre los cuales debo incluirme. Esta es una entrevista que le hizo su colega y amigo Mario Munive, editor de La República. La conversación se hizo en 2009, luego de una visita de tres semanas por medios estadounidenses. Lo compartimos por considerar que en cada una de sus respuestas, Percy nos deja interesantes lecciones sobre el rigor a la hora de informar y los cambios que se han dado en este oficio que sí tiene esperanza.

Publicado por:

Periodista y docente universitario. Actualmente enseña en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Especialista en géneros periodísticos, periodismo narrativo y nuevas tendencias de la comunicación

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