Associated Press

La cobertura de manifestaciones en las calles ha resurgido con fuerza en estas últimas semanas, de acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). Y es que São Paulo, Estambul, y El Cairo se han convertido en espacios en donde la labor de los periodistas se ha vuelvo peligrosa.

Desde el 1 de junio, esta organización ha documentado 120 ataques contra la prensa en medio de los civiles en estas tres ciudades, el mayor aumento desde 2011, según Frank Smyth, asesor de seguridad para reporteros del CPJ.

El último informador fallecido fue un egipcio de la página web Shaab Masr, el pasado sábado cuando una bomba casera  explotó muy cerca de él. En otros espacios, los agresores atacaron con bombas molotov, municiones reales y de goma, además de palos, barras y con los puños. Una periodista fue violada.

Pese a la cifra que se maneja de Egipto(37), Brasil(27) y Turquía(59), el número real es más elevado, pues hay casos que la organización no ha podido verificar aún. Se incluyen asaltos, obstrucción, detenciones, allanamientos, amenazas, órdenes de censura, y la confiscación o la destrucción del equipo periodístico.

Para el CPJ, la violencia callejera plantea grandes retos para los periodistas, quienes deben tomar en cuenta:

• Deben posicionarse fuera de la línea de fuego, y cualquier lado hostil.
• Se debe trabajar en equipo, o con otra persona atenta a los proyectiles u otros riesgos.
• Se debe evitar circunstancias en el que un periodista, hombre o mujer, puede estar rodeado o acorralado por un grupo hostil.
• Nunca se deben manejar artefactos incendiarios, pes pueden ser explosivos.
• Se recomienda siempre el uso de cascos de protección y chalecos antibalas.

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