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Jubilada es la arriesgada reportera uno de los países menos democráticos del mundo

Por @cdperiodismo

Publicado el 09 de febrero del 2021

Turkmenistán es uno de los países menos democráticos del mundo. El Índice de Democracia de The Economist lo situaba en 2019 en el puesto 162 de 167, por debajo de Arabia Saudí o de Libia, y la peor posicionada de todas las antiguas repúblicas soviéticas.  Está en Asia Central. Por el noreste, bordea a Kazajistán y Uzbekistán. Por el sureste, a Irán y Afganistán. Al oeste, se baña en el mar Caspio. Turkmenistán ha sido frontera entre distintos imperios y un lugar de paso para comerciantes como parte de la Ruta de la Seda.

En Turkmenistán, las autoridades han despreciado la gravedad de la pandemia y promovido curas sin eficacia probada, de acuerdo con Amnistía Internacional.

En ese país, donde el presidente luce canas y sus funcionarios también deben hacerlo, y los gays son condenados; y donde la libertad de expresión es amenazada constantemente, Soltan Atchilova encontró su vocación de periodista.

Para los medios extranjeros, en el país que se autoproclamó en la ‘era de la felicidad’ relata las casas destruidas ilegalmente, las colas de espera para recibir vales para alimentos y los despidos abusivos, una excepción en esta antigua república soviética donde la información está muy larga controlada.

Los temas de sus artículos se “eligen solos, hablando con la gente de los problemas que se enfrentan a un diario”, explica a la AFP por correo electrónico esta antigua contable, de 72 años, que está prohibida de salir de Turkmenistán.

En 2016, fue herida en el cuello y la cabeza al ser atropellada por cuatro hombres en bicicleta. En 2018 recibió un puñetazo en la cara que la dejó inconsciente. Varias veces han intentado robarle la cámara.

Los temas “son peligrosos para las autoridades porque muestran cosas que ocultan o que se niegan a reconocer”, escribe Soltan Atchilova, que trabaja sobre todo para el medio estadounidense Radio Libre Europa y el sitio Crónica de Turkmenistán, con sede en Viena.

Este año es finalista del prestigioso premio Martin Ennals, que recompensa a defensores de los derechos humanos, junto con la defensora de los derechos de las mujeres, la saudita, Lujain Al Hathlul y el abogado chino Yu Wensheng, ambos encarcelados.

Soltan Atchilova se hizo periodista en 2006, después de una desventura casi banal en Turkmenistán: la destrucción de su casa por las autoridades, con el pretexto de que había sido construida ilegalmente y que la capital del país, Ashkhabad, debe ser “reconstruida” .

Cuando sus intentos de obtener reparación fracasaron, recurrió a los medios de comunicación extranjeros para defender su causa y decidió que defender la de los demás sería su nueva profesión

PERIODISTA A LOS CINCUENTA AÑOS

Mientras Gourbanguly Berdymoukhamedov se pone en escena a caballo, en bicicleta o levantando pesas, el país de 5,5 millones de habitantes obtiene la organización en 2021 de los campeonatos del mundo de ciclismo en pista.

En 2017 fue sede de los Juegos Asiáticos bajo techo. En esa ocasión, miles de habitantes de Ashjabad fueron expulsados ​​de sus hogares, sin compensación adecuada, para dar lugar a fastuosas construcciones de mármol blanco.

Atchilova “se licenció en periodismo a los 50 años. Su salud es frágil, pero sigue en el terreno, buscando personas e historias”, comenta Farid Toukhbatoulline, jefe de la ONG “Iniciativa Turcomana por los Derechos Humanos”, que supervisa Crónicas de Turkmenistán.

Esta organización sin fines de lucro fue fundada el 17 de noviembre de 2004. Su misión principal es informar sobre temas de actualidad del país: derechos de las minorías, libertad de reunión, libertad de expresión, trabajo infantil. La organización colabora regularmente con Human Right Watch, Amnesty International, la FIDH y Front Line. Asimismo, ha redactado para la ONU numerosos informes sobre la situación en Turkmenistán.

“En un país donde los medios de comunicación son controlados con mano de hierro por el gobierno, Crónicas de Turkmenistán representa una de las pocas fuentes de información independiente. Este diario, muy crítico con el gobierno, ha padecido numerosas presiones”, señala Reporteros sin Fronteras. 

Desde hace un año, Soltan Atchilova puede desplazarse menos en su país, ya que la libertad de circulación fue severamente restringida para luchar contra la propagación de “peligrosas enfermedades infecciosas”.

Su país es la dictadura más hermética y excéntrica del mundo. Los medios están prohibidos, lucir barba si se tiene menos de 40 años, cambiarle el nombre a un caballo, circular con el coche sucio o comprar un paquete de tabaco

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