1. Conocimiento básico. Conocimiento de los temas, los nombres, la geografía y la historia, así como la capacidad de poner todo esto en perspectiva para los espectadores. Viene del compromiso del periodista de ser un estudioso de la noticia.
2. Habilidad para procesar información. Es importante la habilidad de clasificar, organizar, priorizar y la retener cantidades masivas de datos entrantes.
3. Brújula ética. La sensibilidad ética es muy importante, ya que a menudo se puede encontrar información no confirmada o gráficos, videos, palabras que puedan provocar pánico o poner en peligro la seguridad pública.
4. Dominio del lenguaje. Buen manejo de gramática, sintaxis, pronunciación, tono y narración, sin importar lo cansado o estresado que esté el reportero.
5. Entrevistas agudas. El instinto de saber lo que la gente necesita y quiere saber, qué elementos faltan en la historia; y la capacidad de extraer información a través de preguntas hábiles.
6. Multitarea. Capacidad de revisar información en sitios web, en Twitter, escuchar lo que otros periodistas dicen, monitorear videos o audios que lleguen a la redacción. Y twittear esta información en vivo para las personas que esperan una cobertura en múltiples formatos.
7. Comprensión de todos los roles. Un entendimiento de las tareas y de la tecnología necesarias para la transmisión. Se trata de la habilidad para afrontar cambios y problemas técnicos, y de anticiparse al resto de profesionales.
8. Agudo sentido del tiempo. La capacidad de condensar o expandir un discurso y saber, sin siquiera mirar un reloj, cuántas palabras se necesitan para llenar el minuto que resta para la llegada de la señal del satélite o un entrevistado.
