
Hace 10 años, cuando Irak fue invadida por un contingente liderado por los Estados Unidos y la emblemática estatua de Saddam Hussein cayó, la periodista norteamericana Janina Di Giovanni estuvo allí para contarle al mundo lo que pasaba, el drama de los perdedores, la euforia de los supuestos libertadores, la incertidumbre de los ciudadanos.
En un artículo publicado en The Daily Beast, Di Giovanni recuerda el júbilo de los soldados norteamericanos, los gritos de libertad de la población reprimida, los saqueos de los edificios públicos y de las tiendas. «Cómicamente, y más bien metafóricamente, un iraquí estaba arrastrando la cabeza de la estatua de Saddam por una calle con una cuerda, como a un perro con una correa», recuerda.
Di Giovanni hace un recuento de las víctimas: desde 2003, 4.480 soldados estadounidenses murieron en Irak, 32.000 resultaron gravemente heridos y más de 114.000 iraquíes murieron sin sentido. «La destrucción de Irak y el desastre que es hoy, a pesar de todas las estadísticas de esperanza y de los ingresos del petróleo, era inevitable (…) Como periodista y humanista, me sentía destruida por el desastre en Irak», cuenta.
Di Giovanni ha escrito sobre los principales conflictos ocurridos desde la década de los ochenta. Ha cubierto la intifada palestina, la guerra en Bosnia, la caída de Grozny en Chechenia y los conflictos en Somalia, Siria y Afganistán. Ha ganado cuatro premios importantes, incluyendo el National Magazine Award, uno de los más prestigiosos del en el periodismo en los Estados Unidos. Actualmente colabora en las revistas Vanity Fair y Newsweek y en el diario New York Times.









