¿Qué tienen en común los periodistas mexicanos y los colombianos? Sucede que ambos están sufriendo la misma modalidad de amedrentamientos. Es decir, ingresan delincuentes a sus viviendas cuando los dueños han salido. Luego, ubican específicamente las computadoras, memorias y demás herramientas utilizadas por los comunicadores para realizar su labor periodística y las hurtan o, como en el caso colombiano, las incendian.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (ASFADDES) denunciaron este hecho, pero no revelaron la identidad del hombre de prensa víctima del ataque. Se sabe que ocurrió en Bogotá y que los computadores incendiados contenían una investigación del conflicto armado y desaparición forzada.
«La FLIP y ASFADDES rechazan este tipo de ataques que claramente vulneran la libertad de prensa y obstruyen la continuidad de la investigación sobre un tema que es de interés público. Por esto, solicitan a la Fiscalía General de la Nación que realice las investigaciones pertinentes para esclarecer los hechos», manifestó en un comunicado la Fundación.
La vivienda parecía no haber sido forzada. El peritaje determinó que se trató de un daño con fuego controlado y ocasionado por un tercero para destruir los equipos, pues de haber sido un daño eléctrico o un corto se habría visto afectado, por ejemplo, el piso de madera, lo cual no sucedió.
LA INFORMACIÓN
Días atrás, en la ciudad de Cúcuta, el periodista había entrevistado a miembros de ASFADDES, organización que hace 4 años fue víctima de seguimientos.
ASFADDES es una organización con medidas de protección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por las permanentes amenazas, asesinatos, desapariciones, de los que ha sido víctima en sus 31 años de existencia.
