El periodismo sí se debe estudiar

Foto: Svetlana Didorenko

Estas son breves reflexiones que incluyen memorias sobre mi periodo como estudiante de la maestría de periodismo en la Universidad de Columbia, en Nueva York, entre agosto de 2010 y mayo de 2011. Serán una bitácora de lo vivido y aprendido de varios de los mejores periodistas del mundo y de un cuerpo académico admirable –entre quienes cuento a mis compañeros de estudio.

Mi promoción, la que con un especial apego llamamos “CUJ11” (Columbia Journalism 2011) estuvo compuesta por 250 periodistas de 50 países, todos extraños congregados en una ciudad con fama de hacer trizas a cualquiera. Con los miembros de un programa de maestría paralelo y los que recibieron su PhD. este año, la cifra total de quienes estudiaron conmigo es de unos 300.

Me motiva escribir estos textos breves, entre otras cosas, el haber sido el único peruano en mi promoción, y el primero en varios años. Por supuesto que fue un honor, pero con resignación constaté antes, durante y después de mi paso por la facultad la fuerza con que nuestros prejuicios peruanos arremeten contra las oportunidades que pudiéramos aprovechar y que en pocas palabras, a veces rechazamos a priori.

La intensidad del estudio y de los desafíos superados han dejado una honda huella en nosotros. La vida en Columbia no fue solo una experiencia de enseñanza, sino una inmersión en las raíces mismas de la profesión, destrozando una torre de mitos comenzando por eso de que “el periodismo no se estudia”.

Puede ejercerse sin un grado académico, es cierto, abundan ejemplos. Puede llegar a convertir en maestros a algunos varios que proceden de otras profesiones, tampoco se discute. Sin embargo, si no existiera quienes se dedican a reflexionar sobre la práctica periodística en un entorno  académico, si no existieran colegas que debaten lo que se asume como cierto, quienes se atreven a proponer sin temerle al desdén de quienes desde una redacción ya creen saberlo todo, pues no tendríamos las respuestas que hoy tenemos –pocas aún– para remontar crisis como la que asoló al periodismo estadounidense y mundial, acelerada por el descalabro económico de 2008.

Debo decir además que, después de contrastar casi una década como periodista en Perú con lo aprendido en Columbia, la conclusión es breve y compleja a la vez: Apegarse a cualquier ideología que no sea la búsqueda y exposición honesta de los hechos, es vivir en una ilusión del ejercicio. Sobre esto abundaré más adelante.

Quiero decirlo de una vez: el periodismo sí se debe estudiar.

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