Los hashtags son parte del encanto de Twitter. Son ubicuos, profundamente democráticos y, sobre todo, incontrolables. “Nadie es el dueño de un hashtag”, dice el periodista Jeff Jarvis en su blog. Y es que a pesar de que uno haya sido el ‘creador’ de un hashtag, el uso que se le da depende únicamente del público.
Jarvis pone el ejemplo de hashtag #fuckyouwasington, usado en la red social como queja debido a las negociaciones que se daban en ese estado con respecto a la deuda de EE. UU. En poco el tiempo el hashtag se hizo masivo y era común ver un tweet del tipo “#fuckyouwashington for….”.
Algunas personas le pidieron a Jarvis detener o modificar el hashtag ya que lo consideraron ofensivo. De hecho, desde otras cuentas como la de John Perry Barlow (@jpbarlow) y @anonyops pidieron cambiarlo porque Twitter podría no incluirlo en sus Trending Topics debido al vocabulario.
“Que el nuevo hashtag sea #FYW”, propusieron. Al final los usuarios siguieron con su hashtag original, que nunca llegó a ser Trending Topic a pesar de lo que mostraba Trendsmap.
Y a pesar de no aparecer en la lista oficial de Twitter, #fuckyouwashington tuvo cobertura en los medios tradicionales, haciendo que la discusión se propague a nivel masivo.
Y todo esto pasó, como dice Jarvis “a partir de un humilde hashtag”.











