Es probable que Eman Mohammed se convierta en un ícono. No solo es fotógrafa. Es una mujer en un territorio misógino como Gaza, lugar al que llegan decenas de periodistas y reporteros gráficos extranjeros a reportar el conflicto. Ella es la única fotógrafa gazatí dedicada a retratar los sucesos en ese lado del mundo.
VICE le realizó una entrevista, donde Eman cuenta los retos que ha afrontado como fotógrafa, oficio en el que se desarrolla desde los 19 años. «Mi madre me crió sola porque mis padres se divorciaron cuando tenía dos años. Pero la idea de una mujer divorciada que trabaja y que aparte tiene dos hijos no es aceptable en Gaza. Todos la criticaban pero no le importó y siguió adelante», relata.

Cuando entró a segundo año de la universidad, se dio cuenta que quería ser fotoperiodista y obtuvo un buen puesto en la agencia de noticias Ma’an. «Después de trabajar año y medio, comencé a llamar la atención de la gente, pero de forma negativa. A menudo le decían a mi jefe: ‘¿Cómo has podido contratar a una chica? Usa vaqueros. ¡Mira cómo sostiene la cámara!’ La gente criticaba todo lo que hacía, hasta mi forma de moverme».

Las presiones pudieron más que su talento, y su jefe la despidió. Al poco tiempo la primera guerra estalló, pero Eman ya había logrado comprarse una cámara y dos lentes. «Nunca antes había cubierto una guerra, lo máximo que había cubierto era una invasión», recuerda.

En la entrevista recuerda un episodio traumático de violencia de género. «Estaba en un Jeep con otro fotógrafo que creyó que me encantaría echar uno rápido en el coche. Me acosaron sexualmente y me abandonaron ese mismo día. Hay otras jóvenes que intentaron entrar en el campo del periodismo y también sufrieron acoso sexual del mismo tipo que me acosó. Mi talento no es la única razón por la que soy la única mujer que queda en la profesión. Lo que pasa es que en Gaza es muy difícil sobrevivir en el ámbito periodístico«, manifiesta.

Eman es madre. A los nueve meses de embarazo, decidió tomar su cámara y hacer fotografías. Había estallado la segunda guerra en Gaza y no pretendía verla por televisión. «Mucha gente me criticó pero estando en casa inhalé tanto fósforo blanco que podría haberme provocado un aborto. Nunca estás a salvo de la guerra. Tomar esas fotografías supuso un gran esfuerzo pero resultó satisfactorio. Di a luz un día después de que terminó la guerra», recuerda.


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Fuente: VICE.










