Hace poco el periodista de investigación James O’Shea publicó un libro denominado El acuerdo con el infierno. En su columna de Slate, Jack Shafer opinó que este texto comete el grave error de lanzar conclusiones sin tener evidencias suficientes.
«Según O’Shea, la causa de la ruina de los periódicos de la corporación Tribune y Times Mirror -así como de otros diarios- no ha sido la Internet, la disminución de la circulación o las largas historias sino la arrogancia de los periodistas».
Además, el autor cita a O’Shea: «La falta de inversión, la codicia, la incompetencia, la corrupción, la hipocresía y la arrogancia de la gente que pone sus intereses por delante de la percepción del público son los responsables de la situación de la industria de los periódicos de hoy.»
A pesar de considerar que el libro está mal escrito, reconoce que O’Shea ha realizado excelentes trabajos y asegura que «no es tan ciego». El problema de esta reflexión, explica, es que incluso los ejecutivos que no han hecho un «acuerdo con el infierno» se han inclinado a las fuerzas del mercado y han tenido que recortar personal (una acción deplorada por O’Shea). Shafer pone como ejemplos a The Washington Post y The New York Times.
El columnista considera que no hay dudas de que a cualquier medio no le queda otra que recortar beneficios y no necesariamente por tener algún «pacto con el diablo», sino porque esos cambios son necesarios para mejorar el diario.
«Pensemos que el acuerdo nunca sucedió antes de que el auge financiero de los periódicos (40 años) llegara a su fin. ¿El Tribune y Times Mirror no habrían tenido -igualmente- que recortar beneficios de los empleados, oficinas, la circulación y la calidad de prevalecer? La respuesta es obvia», concluye.
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