A Guillermo Cano lo asesinaron los sicarios de Pablo Escobar el 17 de diciembre de 1986. En el libro «Apuntes para siempre», Hécto Abad Faciolince recuerda que no contento con haber asesinado a un periodista extraordinario, «el patrón del mal», como se llegó a conocer al asesino de don Guillermo, prohibió que el periódico se vendiera en Antioquia (donde había nacido casi un siglo antes) y ordenó matar a periodistas y empleados que aceptaran trabajar para El Espectador.Seguir leyendo