La decisión de Glenn Greenwald de dejar The Guardian sorprendió a la comunidad periodística. Aparentemente tenía toda la libertad para trabajar, como cualquier periodista quisiera, en un medio que manejaba las primicias acerca del caso Edward Snowden. Pero una ambiciosa propuesta hizo que este cambiara de opinión y optara por seguir su propio camino.Seguir leyendo