
El semanario Le Canard Enchainé fue creado en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, como una alternativa humorística a las noticias censuradas provistas por el gobierno francés.
Con los años, atrajo fieles seguidores gracias a su mezcla de humor con juegos de palabras y primicias, lo que ha ‘hipnotizado’ al público que se acerca a los quioscos para comprarlo, ya que no difunde su contenido en Internet.
«Nuestro trabajo es informar y entretener a nuestros lectores con papel y tinta ¡Nos vemos el miércoles en el quiosco!», señala la publicación francesa en su primitiva página web.
Le Canard Enchainé («El Pato Encadenado»), de tan solo ocho páginas y sin fotos a colores, no tiene anuncios publicitarios. Sin embargo, es rentable. En 2010, el medio tuvo una ganancia neta de 4,5 millones de euros (unos $6 millones) sobre ingresos de 30,6 millones de euros.
«Necesitamos acumular nuestra información y colocarla en un formato que la gente lea. Los iPads son fabulosos, pero son para ojear el contenido, no para leer», sostiene el editor ejecutivo del semanario, Claude Angeli.









