En China no se promueve la libertad de expresión, aquí las autoridades quieren que solo la doctrina comunista-marxista impere sobre la población. Por eso tener el control de los medios de comunicación es un paso necesario y determinante en sus aspiraciones.
Desde que Xi Jinping llegó a la presidencia en marzo del año pasado, las maniobras por controlar la información que se propaga desde los medios tradicionales e Internet se han hecho más evidentes, según destaca el Washington Post en un reportaje. Como es sabido, en este mes, periodistas y editores deben pasar un examen ideológico si quieren mantener su carné de prensa.
Los reporteros locales están en riesgo de perder sus trabajos y los extranjeros ya han experimentado censuras desde sus propios medios.
Según el WP las autoridades chinas están «alarmadas» por el crecimiento de las redes sociales y la forma en la que notas críticas circulan a gran velocidad. De acuerdos a fuentes ligadas a universidades del país, el gobierno nombrará a un funcionario para supervisar las clases que se imparten en las escuelas de periodismo.
Lo que se sabe es que las organizaciones de noticias, internacionales en particular, están cediendo ante las exigencias de China. La autocensura denunciada en la agencia Bloomberg es un ejemplo. Antes que perder ingresos, los medios prefieren no incomodar a los funcionarios del Estado, sobre los que recaen denuncias de corrupción y malos manejos de los recursos públicos.
Fuente: Washington Post
