Los jóvenes periodistas y el caso ETA


Lo ocurrido en España, tras el indignante atentado de ETA contra la Universidad de Navarra (Unav) puso a los jóvenes periodistas de esa casa de estudios en la mira. Sí, dos veces en la mira. Tras la amenaza de muerte llegó la crítica furibunda hacia su desempeño como futuros profesionales del periodismo.

Juan Varela, periodista al que sigo con interés, ha recibido un aluvión de cuestionamientos por haber expresado en un post su decepción frente a la escasa contribución de los alumnos –sobre todo de la carrera de periodismo de la Unav- en la cobertura de lo ocurrido. Sin embargo, parece que Varela se adelantó en sus juicios.

Los profesores José Luis Orihuela y Ramón Salaverría demostrarían luego que los universitarios sí estuvieron a la altura de las circunstancias, pese al terror que se dispersó tras la explosión del coche bomba. Salaverría sostiene que los chicos sí reaccionaron. Las redes sociales (Tuenti -digamos, el Facebook de España) fueron el canal para brindar información. Los blogs y Twitter fueron ignorados, pero los alumnos colaboraron con los medios proporcionando historias, fotos, y testimonios.

Muchos, según cuentan en los comentarios del post de Varela, se quedaron hasta el final del día en el lugar de los hechos buscando detalles y más datos sobre la tragedia. La foto de un alumno fue portada a cinco columnas del Diario de Navarra (ilustra este post). El 40% de los universitarios fue requerido por medios en los que fueron becarios durante el pasado verano para que actuaran como informantes. “Los chicos se pasaron todo el día trabajando como si fueran periodistas de plantilla, sobre todo para periódicos y canales de radio. Prácticamente nadie estuvo de brazos cruzados desde el punto de vista periodístico”, anota el profesor Salaverría.

A propósito de este debate encendido me preguntaba qué deben hacer los periodistas –sobre todo, los que recién comienzan- en una situación como esa. La respuesta es obvia: Reportear. El periodista que en una circunstancia de emergencia busca desesperadamente irse a su casa revela, sin duda alguna, que no está hecho para este oficio. Y siempre hay alguien mirándote.

Y los que no están en medios pero estudian la carrera harían bien en aprovechar el momento histórico y no quedarse con los brazos cruzados. Deben hacer todo lo posible para que esa información llegue a los medios o se conozca: en el Perú tenemos menos recursos que España, tenemos obviamente menos celulares con salida a Internet, pero hay otras formas.

Las redes sociales (casi todos los que son están en Facebook o deberían estarlo, pues esta red permite mucha más versatilidad que el adormecido Hi5), Twitter (que apenas estoy manejando, pero tiene buena fama para este fin), los blogs (todos los estudiantes de periodismo que pretenden generar contenidos deberían empezar con una bitácora personal), las webs de los medios… Los recursos están en la red. Hay que buscarlos.

Un futuro periodista que de verdad busca ser periodista no se pierde la acción, y se sobrepone al miedo. A veces, hasta se coloca delante del dolor. Ya sé que es fácil decirlo. Ahora, el miedo y el desgano no son patrimonio de los más jóvenes. Eso habría que decirle a Juan Varela. Cuando ocurrió el terremoto del 15 de agosto, en el Perú, muchos periodistas veteranos se fueron corriendo a sus casas y no regresaron al diario hasta el día siguiente. La noticia les importó un pepino.



La versión de 233 grados

5 comentarios

  1. Tienes razón Esther
    A los periodistas jóvenes a veces le falta idea. Yo me considero joven y todavía perdido en estas cosas, me refiero a la tecnología. Y es absurdo, porque el nuevo periodismo esta en la red. Prometo tener un blog, averiguar qué es Twitter, mudarme a FAcebook… Y hacer algo más que buscar trabajo.
    Creo que tienes toda la razón. Y me he inspirado ciertamente.

    Ernesto

  2. Probablemente sea imposible predecir como se actuaría en una situación similar, lo ideal sería que los periodistas nos quedemos cubriendo la noticia, pero cómo lograr anteponer tu trabajo a tu vida? eso (al menos hasta ahora) no me lo han enseñado en la universidad.
    Apartando lo negativo del atentado, fue una gran oportunidad para que los alumnos de periodismo pusieran en pràctica lo aprendido. La prueba de fuego que pasaron, de hecho les servirà para saber còmo actuar mejor en una ocasiòn asì en el futuro.

  3. Creo que hubieron dos clases de estudiantes(de periodismo)en el atentado en la Universidad de Navarra:

    1: Los que por temor acumulado-por diverso ataques del Eta o los terribles 11- se alejaron, huyeron del lugar sin importar què estudiaban. Porque para el miedo no importa la carrera.

    2. Los que de alguna forma hicieron periodismo: preguntar, joder, tomar fotos, ver, y ver dos veces màs.

    Los del primer grupo tal vez habrá sido pocos o muchos. Tal vez se equivocaron de carrera-a veces pasa. Y uno solo se da cuenta de eso cuando pasan estas cosas-. Y los del segundo, asi temblando o preocupados, se quitaron esos miedo y lograron cosas como la foto de portada del diario. Son oportunidades. Ese miedo superado fue portada.

    Un fotografo amigo me contò que fue el primero en llegar a lo de Mesa Redonda, a pesar que no le tocaba turno. Estuvo ese mismo día, al dia siguiente, y el siguiente y hasta cubrir los funerales. Despues de seis dìas su sencibilidad tambien se había quemando y se fue. Tiempos despuès sus fotografias habian ganado un concurso, y èl no se podía quitar las imganes de la mente.

  4. Una primera reflexión lleva a condenar el terrorismo donde quiera que fuere (como víctimas directos o indirectos de él tenemos autoridad moral, incluso como seres humanos).

    Una segunda reflexión lleva a sopesar dos criterios: el derecho a informar y el deber de hacerlo bien. Todos tenemos derecho a saber lo que sucede en el mundo pero no todos los que ejercer el periodismo estan dispuestos a darnos ello.

    Este deber de hacerlo bien está reñido no sólo con el interés económico y político (existen dos subespecies en el género: el «plumifero» y el «sicario», el primero cubre cualquier tipo de notas basura y no sabe redactar, el segundo es más peligroso y hasta puede tener programa de televisión propio, realiza campañas y agrede por encargo) sino con la ausencia de técnica, método y ciencia: el desarrollo de tecnologías hace posible que… «cualquiera pueda ser periodista» y que «cualquier bulo sea noticia». La mejor censura es la espalda del público, cuando se descubre un fraude eso es lo que le espera al «periodista»: la pérdida de credibilidad (mas o menor equivalente a la pérdida de rating a cierta conductora de televisión, horror). Personalmente estoy harto de recibir correos de padres con «niñitos con cáncer» y me importa un bledo que «cierren el messenger de hotmail» (desde que se los cerré a mis hijos en edad escolar estos han incrementado sus notas). Hace no mucho recibí un mail con una «dieta para personas con cáncer» avalada presuntamente por el John Hopkins, estuve a punto de pasarsela a un amigo cuya madre acababa de serle detectado ese mal, me dirigí a la página web del hospital americano, allí decían que esa dieta ni era avalada por ellos NI ERA SALUDABLE. Así como buscan a los pedófilos en la red, deberían perseguir a criminales de esta laya.

    No soy periodista ni alumno de ese oficio pero tengo dos hermanos que lo ejercieron (entiendo eso de «comer por canje» y se de esa rabia cuando de arriba te ordenan hacerte de la vista gorda) y tengo una opinión formada sobre los periodistas son como los «hombres libres» del cuento de Facundo Cabral, unos pocos, el resto está a un lado y al otro, solo respeto a los pocos.

    La globalización de ideologías «chatarra» ha calado en los jovenes: el desprecio al rigor técnico es evidente, la frase «una imagen vale más que mil palabras» envejeció, se inventó antes de los retoques, los encuadres mañosos y el photoshop. Lo que interesa es HACER PLATA (así, sin escrúpulos), sí una foto de un buitre picoteando la cabeza de un niño africano da plata, BINGO, la hice (al tacho con las crónicas serias, sesudas y bien trabajadas) así que relativizo lo que puedan ofrecer los jóvenes, mientras no se quiten ese afán de querer ser el personaje del momento y en tener toda la plata del mundo, NADA TIENEN QUE OFRECER (curiosa ironía: ser periodista implica estar enterado pero… ¡que clase de asnos pululan en las redacciones!, se nota que no han cogido un libro)

    Una golondrína no hace verano (dos tampoco) así que me quedo mirando ahí cada vez que veo jóvenes haciendo algo positivo (digo: OK ¿y ahora que mas?)

    Y eso de gente sin compromiso los hay en todas las profesiones, el «mercado» se encarga de ponerlos en su sitio, justo ahí.

  5. Ja! yo iba a hacer un post igualito cuando me enteré de este debate pero me dio flojera. Qué bueno que alguien lo haya rescatado para la blogósfera peruana.

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