No se te ocurra pedir a tu mejor amigo que te preste las Google Glass. ¿Las tiene? Pensemos que sí.
Las primeras unidades de la versión “Explorer” de Google Glass están llegando a sus nuevos dueños y la compañía fue tajante a la hora de fijar reglas de uso: queda terminantemente prohibido que presten o vendan las gafas, las cuales costaron 1,500 dólares.
Los términos de servicio, advierte Wired, indican que “no podrás revender, prestar, transferir o dar tu dispositivo a ninguna otra persona. Si lo vendes, prestas, transfieres o entregas a otra persona sin autorización, Google se guarda el derecho a desactivar el dispositivo, y ni tu ni la persona no autorizada a usar el equipo tendrán derecho a una devolución del dinero, soporte para el producto o garantía”.
La compañía puede saber si el dispositivo fue transferido a otro usuario. Cada equipo comprado está registrado a la cuenta de Google del usuario que hizo la transición.
«Bienvenido al nuevo mundo, en el que las empresas están reteniendo el control de sus productos, incluso después de que los consumidores los han comprado», ironiza Wired. Y no le falta razón.
¿No eres dueño de tu gadget tan costoso? Al parecer, no. Pero todavía Google no aclara si esta condición extrema es solo para los usuarios privilegiados que compraron y lograron alcanzar cupo para tener los lentes de prueba.
Ve aquí cómo funcionan los Google Glass.










