El Correo

Ramón Lobo es uno de los despedidos de El País de España. No es una cifra. Es un maestro, un curtido corresponsal de guerra, un hombre del oficio. Si tuviera 20 años, dice, volvería a empezar en la misma profesión porque ser periodista es lo más extraordinario que le ha pasado.

En una columna, muy emotiva en Jot Down, señala que “perder el trabajo es un tipo de muerte. Sin empleo no hay profesión, identidad, tarjeta de entrada, etiqueta, pertenencia a un grupo, apariencia, seguridad en el pago de deudas. Sin trabajo desaparecen los nombres y apellidos, te reduces a una estadística”.

Y agrega: “Soy un número del ERE que afecta a 129 trabajadores de El País; solo somos parte de una limpieza étnica que ha liquidado a 8.400 periodistas en España desde 2008. Somos otra tribu, los sin trabajo, los sin red junto a casi seis millones de parados”.

Lo llaman crisis de la industria periodística, culpan a Internet, a su gratuidad, al desplome publicitario, a los viejos de 50 años poco polivalentes. Nadie hace autocrítica. En la cúspide de los medios se instalaron los gerentes disfrazados. Se recorta en reporteros, viajes, información. Se afirma que las exclusivas están obsoletas por culpa de la Red. No hay paciencia ni dinero para proteger una historia, a un periodista que hace su trabajo, en lograr una primicia. El objetivo no son las noticias, jerarquizarlas, dar los contextos, la esencia del oficio; el objetivo es abaratar costes, recortar, recortar, recortar. Se recorta también en inteligencia ambiental.

Lobo sostiene que “los periodistas-gerentes han arruinado el negocio porque nadie va a pagar por un corta y pega, por declaraciones vacuas, repetitivas, de dirigentes mediocres, de vendedores de champú que aparcaron ideas, valores y utopías”

“Sin periodistas no hay Periodismo. Sin Periodismo no hay ciudadanía, ni crítica, ni democracia. Tampoco habrá beneficios. Ganarán los Wert, los poca cosa, los nada”.

Lee la columna completa de Ramón Lobo aquí

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@cdperiodismo

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