El medio no tendrá línea editorial, y los periodistas son libres de publicar en todo sentido:  eligen los temas, el enfoque, la longitud y hasta la manera de ganar dinero.

Rogelio Montes, impulsor de este medio de comunicación, contó a Clases de Periodismo que

son los lectores los que deciden el orden de las noticias en función de lo que más les interesa, para lo cual han desarrollado algoritmos que consiguen posicionar las noticias automáticamente.

-Columna Cero es un marketplace de contenidos. Los tres periodistas que estamos “fijos” hacemos tareas de control, corrección… Pero la redacción es totalmente virtual. Cuando se piensa en un periódico se tiende a partir del modelo tradicional y a hacer cambios sobre el mismo. En Columna Cero no partimos de un modelo tradicional porque creemos que no se ajusta a Internet.

-Cuando un periodista se registra en Columna Cero, acepta unas “condiciones de uso” que es, en definitiva, un contrato. En él se responsabiliza de sus artículos. Pese a ello, desde aquí antes de validarlos los leemos y, si es el caso, podemos verificar datos y demás pero esa labor es del periodista (igual que si tuviese un blog).

-El periodista puede ganar dinero de varias formas:

-Por ahora Columna Cero no tiene agencias contratadas. Es algo que pensamos que podremos hacer en un futuro pero las fotografías y el material que se publica debe ser de propiedad de los periodistas o tener permiso para publicarlo (o ser público).  De nuevo, tenemos la sensación de que está pensando en una redacción tradicional. Es normal, se lleva funcionando de esta forma mucho tiempo. Lo que nosotros planteamos es algo un poco diferente, un cambio en el flujo de trabajo de una redacción. Por ejemplo, los jefes de sección, subdirectores, directores… encajarían en tu pregunta de ¿quién verifica los datos? Sin embargo, nosotros creemos que muchos de esos cargos son precisamente parte del problema de credibilidad que tienen los medios de comunicación (y cada día nos van dando «La Razón” -perdón por el chiste-). Se trata de un esquema de trabajo en forma de “embudo” que “filtra” la información, la manipula y la deforma en muchos casos (evidentemente no todos).