Hoy por hoy, Siria es el peor escenario en el que pueden trabajar los periodistas, y no es precisamente porque no tengan la libertad de hacerlo, sino porque están plenamente amenazados. Lo hecho por Maria Finoshina, corresponsal de la cadena RT en este país, fue un acto de valor, ya que muchos de sus colegas no han tenido la misma suerte de salir vivos de una cobertura en Damasco.

Finoshina logró realizar su nota desde Darayya, al sur de la capital siria, un lugar que, antes del inicio de la violencia interna en 2011, contaba con cerca de 300,000 habitantes, pero que ahora está igual de destruida que Aleppo, Homs y Hama. Las personas han abandonado en su totalidad esta ciudad.

Flanqueada en todo momento por soldados del Ejército de Siria, la reportera informó que en ese lugar solo se encuentran militares y miembros de grupos rebeldes que están recibiendo equipos del extranjero. Ya un medio ha detallado esta información, aunque las fuentes no están corroboradas.

La guerra urbana en Darayya consiste, principalmente, en una lucha de edificio a edificio entre las fuerzas sirias y los grupos terroristas armados en la ciudad, que están usando toda tecnología al alcance de sus manos para sus ataques. Como se sabe, Rusia y Estados Unidos se encuentran en conversaciones para que este último país no intervenga militarmente a Siria.

No es fácil para un periodista salir ileso de estas zonas de conflicto. Un periodista de la cadena TeleSur, de Venezuela, fue herido de bala mientras realizaba una cobertura.

De acuerdo al Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), al menos 36 periodistas han sido asesinados en el 2013, de los cuales 17 han sido registrados en Siria. Tras la liberación de Domenico Quirico, reportero italiano que permaneció 5 meses secuestrado, ya serían 13 los colegas de los que aún se desconoce su paradero en este territorio.

Publicado por:

Alvaro Reyes

Editor de contenidos en @cdperiodismo

Sígueme