
El periodista mexicano Raúl Régulo Garza Quirino, asesinado el 6 de enero de 2012, fue víctima de un error. Lo habrían confundido con otra persona, según los primeros resultados de la investigación dados a conocer por el director del diario donde laboraba en Nuevo León, estado fronterizo con Estados Unidos
Miguel Óscar Pérez, jefe de La Última Palabra, informó que el reportero de 30 años nunca firmaba sus notas. En el semanario no se publica información relacionada con la actividad del crimen organizado porque “no hay ninguna garantía para nuestra seguridad”, explicó al Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET), organización colaboradora de Reporteros sin Fronteras.
El periodista acababa de adquirir un nuevo vehículo –un Jetta negro (marca Volkswagen)– a bordo del cual fue atacado. Al día siguiente del crimen, los asesinos volvieron al barrio donde vivía el periodista y mataron a uno de sus vecinos, quien poseía un auto del mismo modelo. Esto apoya la hipótesis de la confusión.
En los próximos cuatro años, Estados Unidos destinará $5 millones para apoyar al gobierno de México en la protección de periodistas a través de un convenio con la ONG Freedom House.